CASA DE LA JUVENTUD SANTOÑA – E.A. MISC ARQUITECTOS

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MEMORIA Otra relación con el paisaje: Atalaya/ Torre Mirador.
 
Autores: MISC Arquitectos: 
David Franco y Pablo Martínez Capdevila 
Colaboradores: Ana Belén Franco, Giovanni Fara, Andrea Nurra, Eleonora Usseglio 
Cliente: Ayuntamiento de Santoña Dirección de obra: David Franco, Pablo Martínez Capdevila 
Ocupación: 306m2 
Sup. Construida: 1570m2 
43.446867° N 3.458505° O 
Suministro: 3opal. [email protected]
 

 
 
 
Las condiciones geográficas y paisajísticas del entorno de la ciudad de Santoña son únicas, -se sitúa entre montes, marismas, playas, la bahía y el Cantábrico-, 
a pesar de lo cual su crecimiento urbano ha sido hasta muy recientemente meramente introspectivo, creando una estructura urbana básicamente autónoma, que 
no mantiene una interacción consciente con su medio natural. Un edificio puramente dotacional, como es una casa de la juventud, nos parece una oportunidad 
perfecta para ensayar una estrategia distinta para ubicar un edificio en Santoña, de modo que mantenga una relación más amigable e intensa con el paisaje circundante.
 
 
 
  
 Dicha estrategia consiste en reinterpretar, con una visión contemporánea, la tipología tradicional de la atalaya o torre mirador, que interactúa con el paisaje a través del dominio visual que ejerce sobre él. Para hacer efectiva la estrategia del ‘dominio visual’ y dotarla de realismo, el edificio de la Casa de la Juventud además de elevarse y
 destacar, como edificio público que es, debe encontrar la manera de anclarse a su entorno. Para ello se propone acentuar en el volumen del edificio la altura de cornisa 
exigida por la normativa, de manera que quede patente que forma parte del caserío de esta parte de la ciudad. Pero mientras que la cornisa respeta lo previsto en el planeamiento 
y se convierte en el gesto dominante de la envolvente exterior, la altura total del edificio superará con creces la de los edificios vecinos. Esta estrategia se reforzará mediante el diseño de la plaza de acceso
 al sur del Centro de la juventud: un espeso boquete de robles con la altura de copa de alrededor de diez metros crearán un espacio ‘cerrado’ y protegido desde abajo y 
acentuarán el efecto de atalaya asomándose entre los árboles desde mayores distancias.
  
 
Estructura programática flexible: Milhojas Analizando el programa nos encontramos, como suele ser habitual en este tipo de edificios, con un abanico amplísimo de usos distintos. La primera operación fue estudiar estos usos y sus requerimientos en busca de afinidades y sinergias que permitieran agruparlos, en “familias” programáticas. La distribución del edificio vendrá también marcada por la tipología de la torre mirador y las dimensiones a las que ésta nos obliga tanto en cuanto a la altura total como a la esbeltez. Para cumplir con estas dimensiones y con la superficie total del programa (aproximadamente 1600 m2) debemos alcanzar al menos cinco alturas con plantas de alrededor de 300 m2 cada una. Si traducimos estas condiciones en programa obtenemos un esquema de usos muy apropiado para las exigencias del edificio: cinco paquetes o rebanadas de programa aislados en altura pero que permiten una gran flexibilidad interna y cuya altura podrá ser distinta dependiendo del tipo de actividades que vayan a alojar.
Sostenibilidad Tradicional: Solana En un clima como el cantábrico, el soleamiento de las fachadas es fundamental para un control climático eficiente del edificio. El sistema tradicional de la solana, una galería, acristalada o no, es el punto de partida del sistema de fachada que proponemos. Cada uno de los cinco niveles programáticos es penetrado por un patio o galería exterior con un tamaño, posición y orientación concreta para facilitar el encaje del programa específico. Desde el exterior los grandes huecos serán percibidos como grandes ventanas que cuestionarán la percepción de la escala general del edificio, y que lo aproximarán a la imagen de un caserío tradicional. Sin embargo desde el interior los patios/solanas se convertirán en los lugares idóneos para contemplar las vistas.
 
 
 
 
Una Imagen Contemporánea: Nuevos Modelos de Expresión Institucional En cuanto a la imagen exterior del edificio es evidente que se ha partido de algunos de los gestos más distintivos de la arquitectura pública e institucional –como la simetría, la frontalidad, o la axialidad– para resolver los aspectos más fácilmente visibles para el ciudadano. Sin embargo se ha querido ir más allá y transformar este carácter mediante una piel traslúcida que responda de manera sensible a las distintas condiciones lumínicas, climatológicas e incluso de uso. Consiguiéndose de esta manera un edificio con una forma estable y contundente, que sin embargo siempre se muestra diferente, transformándose en infinitas y delicadas variantes y haciendo suyas algunas de las cualidades de lo contemporáneo como la ligereza o la mutabilidad.
 
 

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